jueves, 5 de diciembre de 2019

ELECTRÓNICA Y MEDIO AMBIENTE


Viejos electrodomésticos, todo tipo de máquinas expendedoras, bombillas u otros aparatos de alumbrado, móviles, modernos instrumentos para vigilancia y control doméstico e industrial. Son los nuevos residuos que genera una sociedad cada vez más «tecnologizada», como la nuestra. Estos objetos aparentemente inservibles son conocidos como RAEE, o Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos.
Aparatos eléctricos y electrónicos, sus materiales, componentes, consumibles y subconjuntos que los componen, procedentes tanto de hogares particulares como de usos profesionales, a partir del momento en que pasan a ser residuos. Y por aparatos eléctricos y electrónicos se entiende todos aquellos que necesitan para funcionar corriente eléctrica o campos electromagnéticos.
Por útiles que hayan sido, al final todos se convierten en vieja chatarra de la que hay que deshacerse. Y el cubo de la basura no es ni mucho menos su destino. Han de depositarse en un punto limpio u otra instalación municipal según la disponibilidad de cada localidad. Y en el caso de que vaya a renovar su equipo, puede entregar el viejo en el acto de la compra al comercio o distribuidor donde se adquiera el nuevo. Hacerlo así es fundamental, porque asegura su recogida selectiva y su correcta gestión ambiental. 

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